Después de
esta última reunión de The European Steampunk Convention, he llegado a la
tardía conclusión que una cosa es la literatura steampunk y otra muy diferente
el Steampunk, ¿contradictorio en principio verdad?, después de todo uno bebe de
las fuentes del otro, pues todo se inició en la literatura, y sin embargo,
porque este subgénero de la Ciencia-Ficción se ha transformado hasta
convertirse en una estética e inclusive un movimiento, ya no son lo mismo.
En español
además, salvo muy contados casos, la mayoría de la literatura que existe es lo
que yo llamaría fan fiction, escrita
por seguidores y gente amante de la estética, que duplican de alguna manera lo
que ya existe en Ingles, sin aportar nada nuevo, o continúan la estética victoriana
aunque jamás hayan pisado territorio británico y tengan una idea hollywoodense de
la época. Ese panorama está cambiando gracias al esfuerzo de editoriales como
Dlorean Ediciones, con una colección dedicada al tema, a las diversas
Antologías que han aparecido en el mercado y a las traducciones al español de
libros como La Biblia del Steampunk.
Estamos muy por detrás del mercado anglosajón, con escritores profesionales que escribían ficción mucho antes de que el subgénero estuviera en boga (y para mi, un escritor profesional es aquel que recibe algún ingreso por la venta de sus libros). Pero eso es común en todos
los géneros en nuestro mercado y especialmente en la Ciencia-Ficción donde hasta practicamente la década de los 70s escritores como Philip K. Dick o
Frank Herbert apenas sobrevivían con las publicaciones de sus libros.
La primera
vez que vi la palabra “Steampunk” fue desde luego en un stand en una Comicon, donde presentaba uno de mis comics, por allá en 1999, y al principio
solo me pareció un nuevo nombre para algo que ya existía, después de todo era
fiel seguidor de Jules Verne y H.G. Wells desde niño y había leído Las Puertasde Anubis en 1984, y no fue hasta que me mudé a Londres en el 2007 que me di
cuenta que era un subgénero por separado. Comencé a asistir a las reuniones de
la Victorian Steampunk Society y me parecieron gente muy apasionada, que se
divertían con sus trajes y sus gadgets; la idea de escribir una novela sobre el
tema comenzó a tomar forma y de ahí surgió El Dirigible, donde aun manteniendo
las raíces en la época, presento elementos multiculturales y una ucronía
española y latinoamericana de cómo me hubiera gustado que fuese el mundo, y no
como es.
Hasta ahí
todo muy bien; entonces hace como seis meses se me ocurrió abrir un grupo enFacebook, más que todo para dar a conocer la novela que sabía saldría para
Septiembre. Mis amigos británicos y americanos me comentaron que no era buena
idea, que el mundillo del Steampunk tiene muchas ramificaciones y que había que
manejarse como un político astuto. Yo nunca he sido muy político, sino al
contrario, extremadamente directo, por eso ni siquiera comento sobre la
política de mi país de origen, Venezuela, pero me dije What Could Possibly Go Wrong?
Pues desde
que abrí el grupo, todo ha ido mal, Facebook se me ha convertido en una fuente
de stress inagotable. He sido atacado, vapuleado, expulsado e insultado, día a día,
por cada cosa que digo o hago referente al Steampunk. No hay manera de tener a todos contentos; las
redes sociales están llenas de individuos farisaicos que siempre creen tener la
razón, que se pelean unos con los otros, se dividen, se separan y crean grupos,
que se llaman así mismos el “colectivo” y que intentan asimilarte como hicieron
con Jean-Luc Picard y si no lo
aceptas, entonces buscan destruirte, atacándote de manera personal,
ofendiéndote para que respondas y caigas en eternos argumentos cartesianos que
nadie gana. Al final, quedan heridos de todos los bandos y uno termina diciendo
cosas en el fervor, que en condiciones normales, no dirías.
Me fascina
la estética steampunk, amo la literatura como una forma de vida y me gusta
divertirme de vez en cuando, hasta disfrazándome de gentleman del siglo XIX,
pero definitivamente no me gusta la manera en que el movimiento steampunk se
maneja; mi labor como escritor es descubrir nuevos mundos, transferir imágenes
y fantasías a los lectores, y por carácter y formación tiendo a no inmiscuirme
en los asuntos de otros, sino a descubrir lo que hacen y dejar que sigan
haciéndolo, buscando verdades más allá de la Verdad. Espero que al final, sean mis lectores los que
me juzguen, no por lo que digo o dejo de decir, sino por lo que escribo.
3 comentarios:
Pues sí, algo de eso pude percibir en la presentación de tu libro sin ti. A mí los fanatismos nunca me han gustado. Al final, cada loco con su tema :)
Cuando compre y lea el libro te comento.
Un abrazo
que me vas a contar a mi.....
¿Qué tal? Me ha fascinado tu artículo La resistencia es fútil, que Sitio ha publicado. Contiene una cantidad de aseveraciones que parecieran una de mis propias apreciaciones sobre el tema tratado. Pero el fragmento sobre las comunas de FB es el que más paladeo. No te falta ninguna razón. Algo similar escribí, y he descubierto que: A) trágicamente, internet (o las redes sociales, en concreto) no ha sido la herramienta formativa esperada: ha dado voz (y estridente) a los idiotas, que vocean más fuerte que nadie; B) los corifeos que se aferran a un (vano) idolillo los envanece de tal manera que les transforma en arrogantes de marca mayor. Hincha sus ínfulas de manera sobrehumana.
En todo caso, ¡felicidades! por la publicación. Y ánimo. En plan castizo te digo: hostias similares recibo por haber publicado una novela de inesperado éxito. ¿Causa? Ser divertida.
Ya que estamos, feliz 2014.
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